sábado, 13 de septiembre de 2008

Vinos del Interior

Cuando en Europa no se consigue (y en Baires, tampoco)

Cuando se habla de que hay aproximadamente 3000 etiquetas de vino en la Argentina, uno puede suponer que, de ellas , hay por lo menos 2000 que se consiguen en Buenos Aires y el millar restante, o menos, que es patrimonio regional que el caudillaje federalista (salvaje y borrachín) esconde a la metrópoli unitaria (fashion y “conocedora” del vino).

Veamos entonces, si ello fuera o fuese o fuere o fiure cierto, cuáles son algunas de esas etiquetas que uno sólo puede encontrar cuando decide levantar la cola del puf relleno de microbolitas y lanzarse valiente a las llanuras, valles y estepas respectivamente bonaerenses, centro-norteñas y patagónicas.

Entonces, si vamos a tomar a esta "Búsqueda Límite de Etiquetas Federales" ("BLEF") como verdadero deporte olímpico, no hace falta ir a un “wine tour” (como se dice ahora, en inglés, siempre en inglés...) sino estar atento apenas uno sale de paseo y empieza a ver campo y vaquitas.

Sin ir muy lejos, entonces, encuentro las primeras (y comienzo a sumar puntaje hacia el Medallero...) en un viaje que hago (por trabajo, siempre por trabajo...) a Santa Fe y Rosario.

En la cuna de la cerveza , Santa Fé, aparece en ignoto súper (“Cadena Dar” ¿?) , un vino llamado “Finca el Potrero de Las Mentas”. Con nombre y etiqueta tan olvidable como tiene, en las góndolas de Jumbo o Carrefour sería rápidamente salteado.

Aquí es una perla, porque en Buenos Aires, no se consigue.

Elijo un Malbec (hay también CS) que vale una bicoca, $7, 54 y lo pruebo: ¡¡la calidad es notable!!

Resulta un vinito suave, bien armónico, de aromas contenidos pero frescos, color rubí claro, sin mínima astringencia ni máxima –tampoco – complejidad.
De Agrelo y con 13, 5 grados de alcohol, forma parte de los vinos suaves, que en el mercado están cada vez más en retirada.




En resumen, es un vinito amable, tranquilo, al que le damos 5 puntos en el Sistema David, pero con posibilidades de llegar a 7, si se comprueba el mantenimiento de esta primera impresión, cuando podamos probar más botellas.

No es, claro está, un Malbec para el asado, pero si se perfila como un compañero de la mesa cuando se almuerza o cena sin tener que impresionar a nadie, sólo disfrutando.


La contraetiqueta intenta – como siempre – un fallido poema, en este caso, una elegía a “las mentas” que crecen en las acequias de la viña... Por suerte, queda espacio para saber que es elaborado y fraccionado por B-70417 RUCIP –071, para WINET.AR.S.A.

Hay también un link a http://www.winet.net.ar/ sitio al que entrar brinda lo de siempre: más datos, que no necesariamente es más información.

Sirve sí, para saber que el enólogo es Jorge Rodríguez -al que, si conociéramos, felicitaríamos- y que el encargado de ventas es Fernando Cairo - al que, si viéramos – preguntaríamos por qué un vino que se distribuye desde Mendoza hasta Santa Fe no llega a Baires.

¿O llega?
Si alguien lo ha visto, que silbe.

En la cuna de la bandera, Rosario, repito el entrenamiento de todo atleta olímpico: voy al supermercado “La Gallega” y recorro de punta a punta la prolija góndola vínica.

Descubro, asombrado, que todavía sigue existiendo el Saint Valery (¡¡un vino de Bodegas Peñaflor !!) que alguna vez hizo una buena entrada de marketing cuando llegó como vino fino con etiquetas pintadas por artistas plásticos modernos.
Hoy es una botella de 700 cc detenida en el tiempo, en segundo estante, apenas arriba del “Torito”. Conserva la obra de arte en la etiqueta, pero ha perdido presencia en las mesas.

Veo, contento, que además hay Viña Plata (de F.Flichman, Malbec- Bonarda de los mejores) pero es cosecha 2003. Dudo, dudo, y... lo agarro. Exteriormente no se ve nada raro.
Cuando lo abro en Baires me doy cuenta: corcho reseco, que deja “caer aserrín” mientras el sacacorchos lo hiere de muerte. El vino está malo, pasado, no picado ni avinagrado sino amistelado, como tantas veces hemos notado a otros.

Una pena, porque me cuesta conseguirlo en los Híper porteños.
(ya saben: si alguien lo vio, chiflé pa´ca!)


Cumplo también con el sueño permanente de probar vinos riojanos, una curiosidad que se me está haciendo obsesión.
¿Hay vinos riojanos ricos, que no sean el TREMENDO petit verdot Nina a 120 mangos?

¿Cuántos? ¿ Cuáles?

Compro una etiqueta de Parrales de Chilecito que hasta ahora no había visto: Premiado.
Es cabernet- barbera, y eso – el Barbera riojano – me tienta.

Lo pruebo en casa: ¿premiado por quien está este vino? La #*%#*!! de la ...del "Premiador".

El Sistema David es DPJ: Duro Pero Justo: ¡¡¡2 puntos!!! Eso es: Malo.

Me pone triste.

La seguimos otro día.

León

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