martes, 27 de mayo de 2008

25 de Mayo – Empanadas y Vino

25 de Mayo:

Una razón de lo que degustamos.

En la fría tarde patria, los amigos reunidos a la mesa con botellas de vino, algunas palabras y las empanadas geniales de la Gran Matrona Maggi y la Matroncita Vero, nos aproximamos apenas a una instantánea de la vinicultura Latinoamericana.

Descorchamos 5 países, según esta relación:

1.- Un vino español, recordando que allá el nombre del vino es por Región, en la que la ley dice estrictamente qué variedades pueden sembrarse y cuáles no. Así tenemos los Rioja, los Jerez, los Ribera del Duero, etc. Así España que está dividida políticamente en 19 Comunidades Autonómicas, tiene 42 Regiones vinícolas cada una con sus variedades autorizadas.

2.- Vinos Brasileños, país falto de tradición vitícola, pero que está haciendo sus primeros pasos, sobre todo en blancos. Hay dos regiones bien definidas para las uvas en Brasil: el Sur – Estado de Río Grade do Sul y el Valle del Río Sao Francisco, entre los Estados Pernambuco y Bahía.

3.- Vinos Peruanos; país que sí tiene larguísima tradición vitícola ligada a la producción de Piscos (bebida blanca destilada de la uva) , aunque escasa vinícola: los vinos se hacen en la región costera del sur: Pisco, Ica.

4.- Vinos Chilenos; país referente (y competidor) junto con Argentina. En Chile los vinos se conocen por su cepa (especialmente Cabernet sauvignon, merlot y carmenére –la cepa insignia nacional-) y a la vez por el Valle de procedencia. Hay en Chile 13 Valles en los que se cultiva la vid: Valle Central, Valle de Elqui, Valle de Colchgua, etc.

5.- Y Argentinos!!! Para comparar y seguir probando.

La Degustación

I) Destapamos primero el español: Gran Sangre de Toro, un Penedés (región cercana a Barcelona) corte de 3 uvas: Garnacha, Mazuelo y Syrah

(ver fotos de estas variedades en http://www.lariojaturismo.com/multimedia_contenidos/19_1.tipos_de_uva.swf )


Aquí fue donde Maggi confesó - para sorpresa de muchos, pero confirmación de otros tantos - que desde sus años mozos, es amante incondicional de la Garnacha.

Superado ese momento difícil, pasamos el vinito al decantador para que respire. Era cosecha 2000 y había que ver como estaba.

II) Probamos luego vinos blancos de Brasil: un Chardonay – Salton Volpi 2005, de Bodegas Salton- que lo comparamos con un Trapiche Chardonnay 2007 ($11 en góndolas)- y en general el argentino gustó más, especialmente a Alejandro "misil" Libertain ("va irecto al blanco")
Siguió un Salton Classic Reserva Especial de variedad Gewurztraminer – cepa de Alsacia – cosecha (“safra” en portugués) 2004 que resultó rico y preferido por la mayoría. Aromas florales y frutales muy intensos, que parecen ir para el lado del Torrontés, pero un sabor muy diferente, mucho más seco.

Salton es una de las grande bodegas industriales de Brasil, junto con Miolo y Piagettini.

III) Vinieron luego dos tintos Peruanos: Tabernero, de Ica – en el sur- un corte de Malbec /Merlot muy prolijo, ajustado, liviano y rico. En general gustó mucho; hablábamos con Guille que deberíamos tomar más seguido cortes de Malbec / Merlot argentinos; tal vez hubiera sido bueno ponerle a lado un Ampakama Malbec/ Merlot, sanjuanino de Casa Montes ($11 en Jumbo, lo recomiendo).
El otro tinto fue un Tacama Selección Especial 2006, blend de Tannat y Petit Verdot, cepas no tan comunes al paladar argentino. Igualmente, no estaba tan bien logrado, faltaba redondez, vivacidad.

IV) Continuamos con Chile: primero una degustación a ciegas de dos Cabernet Sauvignon. Sostengo, machaco y aburro con que es siempre muy interesante lo que pasa cuando uno toma el vino y no la etiqueta: la preferencia unánime fue para el chileno. Era un Santa Digna Reserva 2004, también de bodegas que el español Miguel Torres compró en el Valle Central: rico, redondo, suave, comprador; el argentino un San Felipe Roble 2005 ($18)

Luego pasamos a un Carmenére: 120 Tres Medallas de Santa Rita, 2005, también de Valle Central. Muy rico, diferente, logrado, suave, ideal para conocer la tipicidad de esta uva. El Dr. Charles De Luc – de gran olfato – dice en un momento: “Si cierro lo ojos y lo huelo, parece Chardonnay”. “Está bebido” – pensaron inmediatamente todos para sus adentros, pero no era (tan) así: ¡¡¡¡¡¡efectivamente tiene una notas de aroma a Chardonnay !!!!!! Habrá que investigar más este sensacional hallazgo.
Rico vino; a Sabrina la gustó mucho.






UVA CARMENÉRE





Completamos con un chileno más: Panul, Cabernet Sauvignon / Carmenére, 2006, del valle de Colchagua, como para ver qué pasa en la boca cuando ambas potencias se unen: pasó poco; un vino correcto pero más bien corto, discreto, sin vuelo. Habrá que ver otras opciones de etiquetas para esta combinación; y darle al Panul otra oportunidad, como a todo en la vida; menos al sodero.


Terminamos la velada con guitarras y el GST (Gran Sangre de Toro) que había respirado en el decantador. Estaba bueno y también correcto, aunque sin ser de otro mundo. Guille le hizo honor y tomó un trago por cada canción que tocó.
Con el último canto, el 25 de mayo llegó a su bello final, con la sensación de la tarea cumplida: Latinoamérica Unida, jamás será vencida, aunque sí bebida.



León Garcia

viernes, 23 de mayo de 2008

¿Cuál es el Vino del Asador?

El Compañero de la parrilla

Hay un momento sublime en la vida semanal de todo "carnívoro - cavernícola-argentino-con-sangre-en-la-venas" que es el archiritual patrio de hacer asado.
Nao vamos a bundar aquí contando las infinitas formas de afrontar dicha ceremonia (tantas como asadores) sino ir directamente al grano - de uva- con preguntas y respuestas: en la soledad del proceso de preparación, que va desde aprontar la parrilla, presentar la merca, desplegar los cuchillos, prender el fuego, salar la carne y comenzar a asar; 1) ¿Es legítimo que el asador se baje un tubo de tinto?, Sí ; 2)¿Es necesario?, Sí. 3) ¿Puede ser el mismo vino que luego va a tomar en la mesa? Sí, pero también no.

Entonces vale preguntarse: 4) ¿Cuál es el vino del asador?

En mi caso, no sigo la ortodoxia gourmet que indica un vino para cada momento, tal como no la sigue el 98 % del país.
Sí, en cambio, una ortodoxia digamos "borracheril / utilitaria", propia, pero que repite el 70 % del mismo país: un tinto liviano como vinito ladero al costado de la parrilla, la picada con vermouth y soda, y un vinito más elegante para honrar las carnes en la mesa.

Del vermú y la mesa, otro día falamos.

Al vinito ladero, el "del asador" lo prefiero con cuatro atributos: tinto, liviano, tranquilo y barato.

Son varios los los que tienen estos 4 atributos, los nombro en orden de preferencia.
1°.- Me gusta mucho como vino de asador el Michel Torino Colección Cabernet Sauvignon (7 puntos en el SD): suave, dulce, sin taninos ni astringencia alguna.
2°.- Le sigue en mi preferencia el Finca Natalina Malbec (8 puntos en el SD): un vino diferente (no sólo para su precio), suave pero con personalidad, liviano pero sabroso;
3°.- Me acompaña a menudo el Viña Plata, de Finca Flichman, un clásico "borgoña" de los de antes (Malbec-Bonarda) con excelente relación precio calidad, 7 puntos en el SD, pero caído de este tercer lugar del podio, por no conseguirse tan fácilmente.
A él lo está reemplazando el Finca Beltrán Dúo, Tempranillo -Malbec -6 puntos en el SD: un vino algo más fuerte que los otros tres mencionados, pero también sabroso, algo más desdibujado de variedad y de elegancia, pero en una tensión entre amabilidad y presencia en boca, admirables para su precio.
5°.- El Atilio Avena Borgoña, el Cuesta del Madero de San Telmo y el Hereford Mejor Ejemplar de Andean Wines, también son excelentes compañeros de las brasas en proceso de encendido.

Los que no prefiero como vinitos de asador - y no porque no los prefiera a ellos en otras circunstancias; muy por el contrario: ¡los amo!- son: el Bianchi Margaux y el Traful de López, por demasiado suaves; al dúo dinámico de Chandón: Valmont / Beltour, por demasiado elegantitos, más para pizza / pasta que para grasa; a los otros hermanos Bianchi, Borgoña / Don Valentín, ideales para comidas de invierno "adentro" y no para parrilla, y a la fiel Caramañola San Felipe de La Rural, a la que prefiero de tarde en tarde como musa inspiradora antes de cenar.

Aún sabiendo que varios dignos quedan fuera, son esos los que prefiero como vinos de asador, y los trato de tener en casa cerca de la parrilla o llevarlos en el bolsillo del guardapolvo cuando me toca compartir el fascinante mundo de AH! (Acer Hasado)

El vino del asador, si se mantiene así - liviano, amable, tinto y barato - es una gran compañía en la previa a sentarse a la mesa a disfrutar del asadito recién hecho. Ojo porque con un tubo encima hay que sentarse a comer... y a ¡seguir tomando!


León Garcia