viernes, 3 de abril de 2009

Un Descubrimiento sin fin...

Vinos en Mendoza: Sinfin



El título bien podría deberse a que es tal la cantidad de Bodegas, Mini -Bodegas, Bodegas Familiares, Bodeguitas Fashion y Bodegonas Regionales (viejas pero bien conservadas, "como camión de sodero") que es un camino sin final el intento por probar todos sus vinos.



Este título, en cambio, se refiere a un feliz (¿descubrimiento? ¿encuentro? ) con un vino de esos que merecen destacarse pero que sòlo merodean la zona donde nacieron y no viajan comercialmente a la "Capital Federal" y sus aledaños (las comillas son porque ahora lo progre es llamala "la CABA")



El vino se llama Sin Fin, de la Bodega homónima, probado en el pulcro centro de la pulcra Ciudad de Mendoza el 01/04/09 gracias a una incursión en el Almacén Gourmet "Terruños" (http://www.terrunosdemendoza.com/)



Probamos primero un Cabernet Sauvignon 2005. El vino se presentò de un color rojo intenso y agradable, sin reflejos ni destellos violàceos ni bordes teja: en su momento de temprana madurez. Lo notè muy equilibrado desde el primer aroma, simple y directo, sin ningún exceso: ni de fruta, ni de madera, ni de pimiento: esta nota tan característica del Cabernet, aquí no se presenta a primera vista.


El trago resultó fàcil, muy amable, otra vez directo y simple y sin embargo con mucha personalidad.


Sin llegar a ser complejo, me gustaron muchos algunos leves matices que en un Cabernet Sauvignon son siempre prometedores.


El defecto mayor: una leve pero incómoda sequedad en el final, como si hubiera habido algo de chips o maderización artificial; pero nada que una rica empanada mendocina no cure.







El hermano mayor de este CS resultó ser un Malbec.

Aquí el placer aumentó: no solo un mismo color intenso y profundo, sino aromas mucho más directos, presentes y varietales, siempre sin ser exhuberantes.

El trago es muy delicado, sabroso, rico, sin aristas de ningún tipo. No exagera ni la fruta, ni el dulce típico de la variedad ni - mucho menos - la madera.


Acompañó perfectamente un rico vacío y se animó a seguir a un cabernet Cristobal 1492 sin achicarse.


En fin, un (encuentro, descubrimiento) de dos ejemplares ricos, directos, sabrosos, una muestra màs del paìs ancho y vinero del que tanto puede disfrutarse.


Calificación: 14 en SD