lunes, 24 de marzo de 2008

Contraetiquetas: ese genero literario...

Lamentablemente, toda botella que se precie debe tener una Contraetiqueta.

Como si no bastase la finura cubresexo (ya aceptada) de la Etiqueta y el aderezo ortopédico (no aceptable) del "Packaging", las bebidas vienen con un papelito tamaño
etiqueta de cuaderno rivadavia pegada en la parte de atrás, llamada no por eso "contraetiqueta"; sino por ser - en cambio - todo lo contrario a lo que alguien sensato escribiría sobre un vino o licor.

La Contraetiqueta contrataca al estilo y se encolumna como fiel seguidora de íconos del "deslenguaje": la literatura turística, la prosa del vendedor de biblias a domicilio, el relato deportivo o el comentario folklórico.En todos estos géneros literarios - que lo son, y ¡cómo! - la regla número uno es seducir al lector por la vía de la confusión y confundir al seducido con la herramienta del lenguaje cargado de adjetivos cultos pero innecesarios, grandilocuentes pero no delirantes, precisos pero más vagos que mi tío (al que le decían "el vago").

Leer las Contraetiquetas -la gran, gran mayoría de ellas - es una tortura.
¡Por eso es tan necesario leerlas!

Allí se aprende mucho o todo de lo que la bebida que la porta NO ES, NO TIENE, NO SABE (de sabor), NO REFIERE (de referir).

Leeremos Contraetiquetas. Veremos deslices, detalles, preciosismos del embaucador más mentado.
Clasificaremos las mentas: las malas, las peores, las casi chantas.

Contraetiquetas: ¡qué festín para el que no sabe: lee, relee y,sin esfuerzo
, sigue sin saber.

León


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